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TODO HORMIGUEROS

Lecciones a través de las hormigas

Hoy queremos explicaros un cuento popular que está entre nuestros favoritos, si bien no el cuento en sí, la moraleja que nos aporta. Así que siéntate y disfruta de este relato y las lecciones que aprendemos a través de las hormigas.

Dos hormigas que cambian su destino

Había una vez una hormiga que vivía feliz en una gran montaña de azúcar, se levantaba por las mañanas y desayunaba unos granitos de su enorme montaña de azúcar dulce y maravilloso, que le proporcionaba energía para trabajar todo el día hasta la hora del almuerzo.

Sin embargo, no muy lejos de allí, vivía otra hormiguita en un montículo de sal, esta hormiguita también se levantaba por las mañanas y desayunaba unos granitos de su montaña antes de ir a trabajar, pero la pobre pasaba el día con una tremenda sensación de sed.

Una mañana, mientras la hormiguita de la montaña de azúcar recolectaba por los caminos cercanos a su montaña frutos secos, llegó hasta la montaña de sal, cuando alzó la vista, vio en lo alto de la montaña a otra hormiga contemplandola:

Buenos días y bienvenida a mi casa – dijo la hormiga de sal- ¡Qué bueno ver otra hormiga por aquí! ¿Puedo ayudarte en algo?

Hola– dijo la otra – sí, que alegría encontrar una compañera. Te agradezco tu ayuda pero tan sólo necesito regresar a mi casa, vivo muy cerca de aquí, en aquella montaña que se ve a lo lejos dijo señalando la montaña de azúcar.

¿Aquella montaña?– dijo la hormiga de sal- ¿Y de qué está hecha? – preguntó sin ocultar su curiosidad

Aquella montaña está hecha de rico azúcar, por lo que no solo es mi casa, sino también mi sustento y mi comida favorita.– Explicó la hormiga de azúcar relamiéndose

¿Azúcar? ¿Qué es eso?– Volvió a preguntar extrañada la hormiga de la sal.

¿Nunca has comido azúcar? Puedes venir a mi casa a probarlo, sin duda te va a encantar. Te espero mañana en mi casa, y te daré a probar del azúcar que compone mi montaña, ya sabes donde vivo, se distingue bien desde aquí, estaré en lo alto de la montaña esperándote. ¡ Qué ilusión tener una amiga! ¿Querrás venir?

Lecciones a través de las hormigas
Lecciones a través de las hormigas

¡Claro que sí! Eres muy amable invitándome, me siento muy sola aquí y además te confieso que tengo mucha curiosidad por probar el azúcar. Acepto encantada tu invitación. Mañana estaré puntual en tu casa a la hora de comer.-

Al día siguiente…

A la mañana siguiente, la hormiga de la montaña de sal, se levantó muy temprano para poder dejar su trabajo terminado a la hora de comer y así poder disfrutar del tiempo libre con su nueva amiga.

Nunca antes había tenido una amiga y estaba muy emocionada, pero…tenía miedo de probar el azúcar, ¿y si no le gustaba? Dio muchas vueltas hasta que encontró la solución, decidió guardarse en la boca una pizca de sal, a fin de cuentas, si no le gustaba el azúcar tendría algo que comer, y salió muy contenta de tomar esa decisión ante lo que podría significar un problema.

Empezó a caminar siguiendo el camino que llevaba a la enorme montaña de azúcar, que cuanto más se acercaba, más grande parecía…de pronto al llegar a la blanca montaña que brillaba con la luz del sol, descubrió en lo alto a su amiga la hormiguita que estaba esperándola tal como le había prometido.

¡LLegas puntual como dijiste compañera! Sube, que quiero enseñarte mi casa y darte a probar el azúcar.– Dijo dando un brinco de alegría.

Cuando la hormiga de sal terminó de subir la montaña, la primera la esperaba sentada en una mesa y la invitó a sentarse con ella. Entonces, le ofreció un plato de azúcar…la hormiguita empezó a saborearlo y al tragarlo dijo…-¡Que curioso! Tu plato de azúcar tiene el mismo sabor que mi sal, debe ser el mismo alimento pero tu lo llamas azúcar y yo lo llamo sal- dijo extrañada

No es posible, dijo la otra hormiga, yo he probado la sal y no se parece en nada,– exclamó perpleja

Qué raro, volveré a probar otro bocado- al abrir la boca para llenarla de azúcar, su compañera descubrió que su invitada tenía la boca llena de sal.

Normal, ahora lo entiendo-, dijo la hormiga de azúcar- Debes escupir primero la sal que tienes en la boca para poder saborear el azúcar-

La hormiga no estaba muy segura, porque, ¿y si no le gustaba el azúcar? pero no tenía más remedio que hacerle caso para no molestar a su amiga, así que escupió el azúcar, y se enjuagó con un vaso de agua.

Esta vez, al volver a probar el azúcar, sí notó su auténtico sabor.- Mmmmhhhhh, está delicioso, dijo la hormiga entusiasmada. Se que suena raro pero ¿Puedo llevarme un poquito a mi casa?, siempre tengo la boca seca por la sal y este dulce está buenísimo. Además, mi cama está rasposa, y quisiera poner una montañita para dormir más cómoda ¿Te importaría amiga mía?

Nada de eso, estoy muy feliz de tener una compañera. Mi casa es muy grande y cabemos las dos, además a mí también me vendrá muy bien tener compañía, eres tan trabajadora como yo, así podremos trabajar por la mañana y después comer juntas el azúcar y los frutos que recolectemos. ¡Quédate en mi casa y compartiremos mi montaña de azúcar y nuestra amistad! – Y las dos amigas vivieron muy felices en la brillante montaña de azúcar.

Moraleja

Este maravilloso cuento nos trae lecciones a través de las hormigas protagonistas y enseñanzas de gran valor que podemos aplicar en nuestra vida.

1. No podemos ser conformistas

  • La hormiga vivía conforme en su morada de sal, que le producía tremenda sed y ardor de estómago, no le gustaba vivir allí pero no hizo nada por cambiarlo, podía haber buscado otro hogar donde vivir, pero tomó una actitud conformista aceptando su casa de sal.

2. Tenemos consciencia para saber lo que no es bueno para nosotros

  • El mundo, es enorme y está lleno de oportunidades. Tener miedo al cambio hace que no descubramos cosas nuevas que podrían ser mucho mejores para nosotros.
  • La hormiga vivía conforme en su montaña, que le proporcionaba una cama incómoda y mucha sed durante todo el día y así se hubiera quedado a no ser que su amiga hubiera pasado por delante de su casa y la hubiera invitado a salir de ella.
  • Nosotros, a diferencia de las hormigas tenemos consciencia y debemos aprender a desarrollarla, no podemos esperar que venga una hormiga a salvarnos, sino que tenemos la capacidad para saber encontrar un lugar mejor por nosotros mismos.

3. El valor para saber soltar lo que no nos conviene

  • Aceptar las cosas sin tratar de luchar por encontrar algo mejor hace que nos perdamos muchas cosas que pueden ser increíbles, y esta es la moraleja de la historia, para prosperar debemos aprender a soltar lo que tenemos si no nos hace felices. Si quieres que en tu vida pase algo nuevo, tendrás que dejar de hacer algo viejo. En este caso vemos como la hormiga de sal encontró el valor para tomar la decisión correcta, si no hubiera terminado soltando el puñado de sal que tenía en la boca, jamás hubiera descubierto el sabor del azúcar.

4. Luchar para construir nuestro destino

  • Ser valientes nos hace tomar decisiones que implican dejar atrás nuestra zona de confort. En este caso la fría montaña de sal, aunque no sea ni buena ni nos guste, sin darnos cuenta que a pocos metros nos espera una maravillosa montaña de azúcar.
Lecciones a través de las hormigas

Lecciones a través de las hormigas. Esperamos que te haya gustado el cuento y con su moraleja hayas aprendido varias lecciones a través de las hormigas.